Tamales!

Lo prometido es deuda, el post a favor de la torta de tamal.

Para introducirlos al tema, el tamal es uno de los platillos tradicionales dentro de la cocina mexicana, que es una especie de empanada pero cocida al vapor y envuelto en hojas de mazorca o plátano, hay variedad de tamales, pero no estamos aquí para hablar solo del tamal, sino de la torta de. Una torta se entiende (al menos en el DF) por un bolillo o telera (especie de pan francés o baguette pero más pequeño), partido por la mitad, dentro de la cual se incorporan ciertas viandas; la torta es una versión del sándwich pero con un pan más rígido.

La torta de tamal es pues, un bolillo con un tamal adentro. Lo primero a pensar “HEEEY, es masa sobre más masa” ejem... si, pero una es de harina de trigo y la otra de maíz. La otra diferencia entre las “masas” es la forma de elaboración y la textura de las mismas. En el tamal, la harina se convierte en un producto macizo, pero suave dada la elaboración, además, lleva el sabor de lo que tiene el tamal en su interior como relleno, ya sea pollo, cerdo, res y por supuesto la salsa roja o verde. El pan francés por su parte es blando, ya que si no es así... no tiene la consistencia grasa del tamal; esto hace completamente diferente la torta de tamal a “pan con galletas dentro”.

La mezcla, obviando los gustos de cada quien, entonces es realmente deliciosa. Ahora, lo de bajarse la “abominable” mezcla de “masas” (trigo y maíz, seca y blanda) con más masa... pues en realidad los famosos atoles (bebida de maíz, si) están compuestos en su mayoría por el líquido con el cual están hechos (leche o agua). El atole debe estar medianamente caliente, pues frío... ¡eso si es una abominación culinaria!

Y es lo que la mayoría de los habitantes del DF de clase media desayuna en la capital de México, sugiero probarla antes de considerarla la hermana de blasfemias como las enchiladas con tortillas o los tacos de chilaquiles (o la tan famosa torta de plátanos :S), y si no nos gusta pues ya ni modo, en gustos se rompen géneros; y para los que si nos gustan y no encontramos alegato válido (por anutricional, más de lo mismo sobre otro poco de lo que ya tienes, bomba carbohidrática, etc.) pues como dijo el Juanga: “no cabe duda que es verdad que la costumbre...”